06/11/2021

Ponga un Vanguard en su vida

Corría la primavera de 1976 cuando en una tienda de electrodomésticos, al lado del piso de estudiantes donde vivía en Zaragoza, anunciaban en el escaparate las primeras televisiones en color con la oferta de "Pruébela durante 15 días y, si no le convence, la devuelve sin compromiso"... y allí que fuimos con el cuento de que a nuestra abuela le haría mucha ilusión probar esa televisión en color. Les dimos las señas y el nombre del cliente con los datos de "la abuela", que era la propietaria del piso que teníamos alquilado para que no hubiera problemas con el portero de la casa y, al día siguiente, teníamos el cacharro en el cuarto de estar.

Ni que decir tiene que durante esos 15 días nos tragamos hasta la carta de ajuste y nuestra casa se convirtió en hito de peregrinación para amigos y compañeros de facultad.

Después del periodo de prueba, y con consternación por parte del vendedor por la venta fallida, procedieron a retirarnos el aparato y nosotros volvimos a la rutina de las transiciones electrónicas entre los niveles hiperfinos de energía en los átomos, los tejidos histológicos y demás cosillas que había que digerir para aprobar y pasar de curso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario