05/11/2021

Erika

En 1982 vivía en un piso destartalado del casco viejo de Pamplona. Fue una época difícil para mí y una amiga me sorprendió un día regalándome una gatita casi recién nacida.

La llamé Erika en recuerdo de una chica alemana de Frankfurt con la que pasé unos intensos días el verano anterior en Hondarribia, aunque su nombre era otro.

La gatita y yo convivimos de la mejor forma posible y, la verdad, es que me hizo mucha compañía.

Cuando llegó el verano y me iba a ir varias semanas de vacaciones la dejé al cuidado de unos amigos en su casa.

No la volví a ver. Mis amigos me dijeron que se escapó y que ya no la encontraron.

Cuando pienso en ella todavía me sigue acompañando el sentimiento de pérdida y de responsabilidad en ese final.

Decidí que nunca más tendría mascotas o animales de "compañía"... ni siquiera un pez de colores o un gusano de seda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario