La ciudad de Venecia fue una parada del viaje que realizamos en el verano de 2010. En ese viaje, durante el mes de julio, recorrimos la costa mediterránea Francesa, norte de Italia, Eslovenia y la costa de Croacia hasta Split.
Accedimos a Venecia por barco desde la Punta Sabbioni y estuvimos una jornada recorriendo las calles, canales y sitios emblemáticos de la vieja ciudad.
La impresión que causa Venecia es ambivalente. Por un lado está la calidez y siglos de historia que transmiten sus casas, palacios, canales... y por otro la pena de ver en qué se ha convertido por fomento de los lugareños y el increíble número de turistas.
Es el fenómeno de la gentrificación turística, que también se da en otras ciudades como Dubrovnik, Praga, Barcelona... y que transforma esos lugares en decorados de cartón piedra para que los turistas saquen sus fotos, se hagan sus selfies y dejen su dinero en los múltiples establecimientos y negocios instalados... que, por otra parte, es lo único que hay, porque gente habitando las casas, me temo que no.
Al final, a mí me pudo ese sentimiento de Venecia como un plató de cine decadente híper poblado de turistas con su cámara de fotos que, por un día, están dispuestos a soportar los abusos y pagar los precios desorbitados que te piden por todo.
Lo cual me lleva a pensar que Venecia, como otros lugares, morirá víctima de su propio éxito, fomentado y alentado por la avaricia de sus habitantes y por los tour-operadores que solo valoran hacer caja... sin olvidar los efectos del empuje de ese mar Adriático omnipresente en toda la ciudad. (Y ya pueden poner todos diques que quieran).
Para ir a la exposición "Venecia", pincha aquí.
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