Fuerteventura es la isla más antigua del archipiélago canario, y también la más erosionada, la más desertica, la más llana, la más alargada...
La verdad es que impresiona y despierta sentimientos encontrados. Subyuga su desolada belleza y produce una cierta angustia el enfrentarse a esos paisajes resecos, polvorientos, sin vegetación, sin fauna visible... a esos "campos de soledad, mustios collados", a los que cantaba Rodrigo Caro recordando las ruinas de Itálica.
En la segunda quincena de junio de este año estuvimos en Fuerteventura y la recorrimos de norte a sur, desde Corralejo a Morro Jable y de oeste a este, de Ajuy a Puerto del Rosario.
Hicimos paradas especiales en las Dunas de Corralejo, La Oliva, Betancuria, Antigua, Tuineje, Jandía, Cotillo, Puerto de la Peña, Gran Tarajal, Lajares...
Nos impresionaros las Dunas de Corralejo, todo el litoral de Cotillo, el faro de la Entellada y su paisaje, el cono volcánico de la montaña de Tinfaya, la playa de Majanicho y sus "palomitas", la casa de los Coroneles y todo su entorno, pueblitos como Las Playitas o la antigua capital canaria de Betancuria, la Costa Calma, la sencilla casa en la que vivió Unamuno, en Puerto del Rosario, o la del Dr. Mena, en La Ampuyenta, que merecen una parada y una vista con calma.
Y entre todo ese paisaje desértico, conos volcánicos erosionados, antiguas coladas de lava, caminos polvorientos, carreteras sinuosas... el viento que de manera constante es compañero del silencio y la desolación.
Tuvimos la suerte de que el tiempo fue bueno, sin demasiado calor, y que turistas había pocos.
Una delicia para nosotros... quizás no tanto para los lugareños.
Esta exposición tiene una continuidad el mes que viene, el 20 de noviembre, con otra muestra de 35 imágenes de Fuerteventura.
Para ir a la exposición "Fuerteventura I", pincha aquí.