Bosnia-Herzegovina es una de las repúblicas que surgieron del desmembramiento de la antigua Yugoslavia. Fue el epicentro de la guerra de los balcanes donde servios, croatas, kosovares y bosnios se mataron entre ellos con saña.
En Sarajevo, la capital de la república, son patentes las huellas de la guerra 25 años después de que terminase. Edificios en ruinas o machacados por la metralla y las balas aparecen por multitud de sitios.
En Mostar, ciudad famosa por su puente destruido en la guerra y reconstruido después, estuvo destacada una unidad del ejército español. Hoy es una ciudad muy turística en la que la zona al rededor del puente viejo está repleta de tiendas y turistas.
También estuvimos en Neum, la única ciudad de Bosnia que tiene salida al mar.
Por cierto, para ir de Dubrovnik a Sarajevo hay que pasar 3 veces la frontera. Primero de Croacia a Bosnia, luego de Bosnia a Croacia y de nuevo de Croacia a Bosnia. Y como muy bien no se llevan ya que las huellas de la guerra son muy profundas, en cada paso de esos "echas" de 30 a 60 minutos con los controles de pasaportes, revisión de equipajes o, simplemente, "porque me da la gana".
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