Son bonitas, son sencillas, tienen propiedades medicinales, se pueden emplear para hacer mermeladas... y, además, huelen bien.
San Petersburgo en la actualidad, Petrogrado anteriormente o Leningrado en la época soviética, es la segunda ciudad en importancia, por habitantes, después de Moscú. La llaman también la "Venecia rusa" por la cantidad de canales que discurren por su territorio, pero si por algo destaca es por los palacios que los zares se hicieron construir, entre ellos el Hermitage y el Peterhof.
Es una ciudad de corte europeo pero, para mi gusto, con menos encanto que Moscú. En ese sentimiento mío tal vez tienen que ver que San Petersburgo está (o estaba en los tiempos anteriores a la pandemia) masificada y desbordada por la cantidad de turistas y que ha adquirido todos los vicios de las grandes urbes europeas en cuanto a suciedad, grafitis, precios, prisas y trato distante de sus gentes, que no vimos en el resto de los sitios que visitamos de Rusia.
Para ir a la exposición "San Petersburgo", pincha aquí.
Tengo la suerte de vivir a un simple paseo de 10 minutos para llegar a estar en plena naturaleza. Ahora los campos de cereal, principalmente trigo y cebada, están cambiando los tonos de verde. Las espigas ya están cuajadas de grano y van mutando su color hacia los amarillos y ocres de principio de verano.
Para llegar al punto donde está tomada la imagen hay que recorrer un camino lleno de argoma en flor, en otros sitios el arbusto se conoce como genista. Son esas flores amarillas que desprenden un agradable perfume dulzón.
Todo un placer para los entidos.
Hoy es 15 de mayo, aniversario de los movimientos ciudadanos que en Madrid condujeron a las acampadas de la Puerta del Sol en 2011 y, posteriormente, al nacimiento de partidos de izquierda que cambiaron el mapa de las mayorías políticas en este País.
En otro 15 de mayo, pero de 1986, por la tarde, fue el momento en el que tome esa fotografía del Parque del Retiro. 10 años del Movimiento 15M... 35 años de esa instantánea del Retiro.
Este espacio está en uno de los nuevos barrios de Pamplona, Lezkairu, pero que hace unas cuantas décadas solo albergaba campos y alguna empresa como la que hoy nos ocupa o una Fábrica de Tejas que mencioné en otra entrada.
No es un espacio muy grande pero da para mostrar varias piezas de uno o varios artistas. A parte de la sala que se ve en la foto, hay más paredes en el piso superior y parte trasera que también albergan obras.
Los cuadros que se pueden ver en la imagen pertenecen a la artista Pilar Michel. Si te gustan, puedes ver su obra completa en la siguiente web: http://ventakarojo.blogspot.com
Otra etapa de nuestro viaje por Rusia nos llevó a la ciudad de Nizhni Nóvgorod, donde se juntan el río Oká y el majestuoso Volga. En la foto que ilustra esta entrada tenemos ese punto de encuentro. A la izquierda el Oká y a la derecha el Volga.
Nizhni Nóvgorod está a más de 500 km de Moscú, hacia el interior de Rusia. Es una gran ciudad con más de 1,25 millones de habitantes. La 5ª ciudad más poblada del país.
En la época soviética se llamó Gorki y, en esa época, fue una ciudad cerrada a los extranjeros. En la actualidad es un centro político, económico, científico y cultural de primer orden.
Este año 2021, en agosto, se celebrará la efemérides del 800 aniversario de su fundación.
Para ir a la exposición "Nizhni Nóvgorod", pincha aquí.
55 años separan las dos imágenes superpuestas y deslizantes (prueba a mover el deslizador en el centro de la imagen). Una en Pamplona en 2018, la otra en Mendillorri en 1963.
En 1963 en Mendillorri no había ninguna casa, todavía era una sucesión de campos de cereal con los depósitos de agua de Pamplona en un alto, una fábrica de tejas a un lado de la carretera a Badostáin y al otro una casa palaciega semiderruida.
Las imágenes me transmiten una mezcla de tristeza y añoranza, por eso tomo prestados un par de versos de Neruda para terminar esta entrada:
"Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos"
Manos que acompañan, que acarician, que dialogan. Hablan sin palabras, miran sin ojos... y dicen mucho sin decir nada.
En febrero de 2013 volví a La Palma para conocer El Carnaval de los Indianos, que es una fiesta que recuerda a los canarios que emigraron a Cuba, en particular, y a las Américas, en general. Cuando esos emigrantes, en muchos casos, hicieron fortuna y regresaron a su tierra, hacían alarde y ostentación de la riqueza obtenida en aquellas tierras.
Estos carnavales se caracterizan por el lanzamiento de polvos de talco y porque la inmensa mayoría de los participantes van vestidos de blanco. Son mucho más sosegados que los de Tenerife o Gran Canaria, pero tan hermosos y emocionantes como los que más.
También aprovechamos la semana de estancia en la isla para recorrer sus sitios emblemáticos, algunos ya visitados en la estancia de 2003 y reflejados en la exposición "La Palma y la Caldera de Taburiente".
Para ir a la exposición "La Palma y el Carnaval de los Indianos", pincha aquí.
